Desde pequeña aprendió el próspero negocio familiar de sus padres, la confección. El tamaño y ganancias de éste proporcionaban a la familia buenos contactos y clientes entre la nobleza. Uno de estos nobles, satisfecho con las transacciones realizadas hasta el momento, empezó a realizar más encargos, forjando una estrecha relación más allá de los negocios con la familia de Dhaida, y acabando por encariñarse con la pequeña.
El noble, consciente de que llegado el día, la niña tomaría las riendas del negocio, ofreció a los padres de Dhaida formarla con la espada, por si acaso en alguna ocasión le hiciera falta, cosa que aceptaron sin dudar, haciendo que se trasladara a Tagcedo a menudo.
Llego el día en que los padres de Dhaida, decidieron que era hora de que su hija comenzara a realizar viajes de comercio por toda la ruta desde Harrasia a Dormenia, aprendiendo a tomar cada vez más responsabilidad sobre el negocio familiar. Al principio acompañada de su padre, y poco después; habiendo demostrado su valía con los negocios, sola o aprovechando la protección que le proporcionaban los viajes del noble.
En una de las travesías, el noble compro a Laila y, ayudado por Dhaida, traslado a la furia a Tagcedo para que viviera con él. Durante el transcurso del viaje, la joven comerciante estableció una fuerte amistad con la furia, e indignada por las injusticias y aberraciones que contaba ésta que vivió, se prometió que haría cuanto estuviera en su mano por protegerla de caer de nuevo en ese destino.
Tan fructífero era el negocio familiar, que un grupo de traficantes de Nantio local decidieron que sería buena idea persuadir a la familia de ayudarles a expandir su negocio más allá de La ciudad Harrasiana, a cambio de un porcentaje de las ganancias. Los padres, gente honrada, se negaron rotundamente en muchas ocasiones y empezaron a amenazar con denunciarlos a las autoridades si no les dejaban en paz. Los traficantes se volvieron tan insistentes, que los padres cumplieron la amenaza y ésa misma noche, los acorralados delincuentes, saquearon la tienda y mataron a los padres de Dhaida, mientras ésta estaba en casa de Laila. Los narcos fueron atrapados gracias a la denuncia de sus padres, pero las mercancías nunca pudieron recuperarse, y por supuesto, tampoco la vida de los padres. Dhaida desde entonces, aborreció todo cuanto tenía que ver con la droga.
Decidida a seguir el legado de sus padres y a aumentar su valor, se ayudó de un pequeño negocio secreto de tráfico de mercancías robadas y falsificación en los sótanos de su tienda, que regado por su capacidad para los negocios, no tardó en aportar ganancias.
En uno de sus viajes a Raad-Saak, unos bandidos intentaron robar sus mercancías y divertirse a su costa, cuando Faruq, un traficante, se apiado de ella y la salvo. A cambio, sintiéndose en deuda con él, le ofreció trabajo como guardaespaldas personal y lo saco de las calles, además de intentar librarle de su adicción al Nantio.
Cuando el noble amigo de la familia y por aquel entonces ya pareja no oficial de Laila fue asesinado, Dhaida acogió a la joven ayudándola a escapar y le proporcionó nueva identidad y ocupación en su tienda, comenzando a iniciarla en el arte de la sastrería y dejándola al cargo durante sus viajes.
Así transcurría su vida, haciendo de ellos dos su familia, cuando uno de sus negocios ilícitos no dejo del todo satisfecho a un cliente de renombre, que empezó a amenazarla con denunciar sus actividades a las autoridades. Temiendo las repercusiones de ambos acontecimientos, decidieron que lo mejor era trasladar su negocio a Nassed donde se establecerían de nuevo y terminaría de formar a Laila.
Los negocios más fructíferos siempre empiezan en los lugares de ocio, asique fueron al fumadero, pues les aseguraron que era el lugar donde empezar. Lo que no podrían imaginar, es que nada más llegar, serian apresados y encarcelados…
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